viernes, 9 de octubre de 2009

El silencio administrativo

...Que la Administración siga teniendo la sartén por el mango para putearnos en lo que debería pedirnos disculpas. El valor desestimatorio del silencio administrativo causa el efecto perverso de obligarte, en muchísimos procedimientos, a plantearte llegar al contencioso-administrativo, aún siendo obvio que tienes razón y que la Administración sólo busca ganarte por agotamiento (de tu ánimo o de tu dinero).

Si logras que te revisen un examen oral de la Escuela Oficial de Idiomas, y en primera instancia los propios colegas de tu excéntrico profesor no le dan la razón ni a él ni a tí (en base a lo subjetivo de la prueba), no esperes que la siguiente instancia (comité revisor) se digne en revisar el material grabado; es mucho más cómo para la EOI evitar conflictos internos, pasar de oir nada y obligarte a pasar al contencioso si quieres atención.

Saber que tienes razón y que debes desistir, en contra de tus intereses, exclusivamente porque para lograr que te lo reconozcan te verías obligada a gastarte el dinero en abogado y procurador (y esperar años en la incertidumbre), es injusto. Este monstruo no se entretiene ni en examinar tus argumentos en el pliego de descargos, o en el recurso administrativo; parte de la base de que si realmente crees que tienes razón, no te importará esperar a que lo diga el juez. El "no" como filosofía de actuación.

Una mierda de multa se convierte en un calvario porque a Tráfico le sale más a cuenta ponerte en el tablón de anuncios (Boletín Oficial de la Provincia) que buscar tu domicilio y entregarte la notificación a tiempo de que puedas recurrir. Eso sí, para embargarte no tendrá problemas en localizar tus bienes (este matiz en el "interés" que vuelca la administración ha sido contundentemente reprendido por el Tribunal Constitucional, pero ni por esas).

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